J.B. Lenoir: Blues con conciencia social

 

Nunca regresaré a Alabama, ese no es lugar para mí,

Nunca regresaré a Alabama, ese no es lugar para mí,

Sabes, ellos asesinaron a mi hermana y a mi hermano

Y allá el mundo entero permitió a esa gente salir impune

 J.B Lenoir, “Alabama Blues”

En las décadas de 1950 y de 1960 se desarrolló en Estados Unidos el Movimiento de los Derechos Civiles que reivindicaba, entre otras cosas, el fin de la segregación racial contra los africano-americanos y el fin de leyes racistas que en la práctica impedían que la mayoría de los africano-americanos que vivían en estados sureños pudieran ejercer derechos fundamentales como el del voto y llevar una vida digna. Si hubo un bluesman que puso voz y música a estas reivindicaciones ese fue J.B. Lenoir.

J.B. Lenoir no es que fuera un desconocido por los aficionados al blues, pero no fue hasta la emisión en 2003 del documental de Wim Wenders “Soul of a Man, incluido en la serie de Martin Scorsese “The Blues”, que su nombre tuvo el reconocimiento que se merecía. Un hecho para constatar lo injustamente infravalorado que ha estado Lenoir es que no fue incluido en el Blues Hall of Fame hasta 2011, mientras que otros nombres con bastante menos talento lo fueron mucho antes. Puede que no haya un porqué para este olvido, o puede ser que las críticas contra el sistema de muchas de las canciones de Lenoir tuvieran algo que ver con ello, pero, hoy en día, y en parte gracias al mencionado documental, Lenoir tiene el reconocimiento que no pudo disfrutar en vida.

J.B. Lenoir nació el 5 de marzo de 1929 en Monticello, Mississippi. Las iniciales de su nombre no significan nada en particular, simplemente fue bautizado así. Su padre le introdujo en el blues cuando todavía era un niño. Así su primera influencia musical fue Blind Lemon Jefferson. Más adelante descubriría a Lightnin’ Hopkins y a Arthur Crudup, quienes tuvieron una gran influencia en su música. En la década de 1940 se mudó a Nueva Orleans donde tocó junto a Sonny Boy Williamson II y Elmore James. A finales de la década se fue a Chicago. Algunas peculiaridades de Lenoir, como llevar en sus conciertos una llamativa chaqueta con estampado de piel de zebra, la cual combinaba con una pajarita del mismo estampado, tocar acompañado por un saxo en vez de la habitual armónica, o una voz aguda, que en algunos momentos sembraba la duda sobre el género de quien cantaba, ayudaron, junto a su incuestionable calidad, a que se hiciera un nombre en la emergente escena blues de la ciudad del viento.

En 1951 grabó sus primeras canciones y ya desde sus inicios mostró sus inquietudes sociales. Títulos como “Korea Blues” dan fe de ello. Durante la década de 1950, grabaría temas para los sellos J.O.B, Chess, Checker y Parrot. En 1954 fue forzado por Parrot, su sello en ese momento, a regrabar su canción "Eisenhower Blues" y cambiar el título por uno menos comprometido como “Tax Paying Blues”. En esos años algunas de sus canciones disfrutaron de cierto éxito. Entre ellas, destaca "Mamma Talk to Your Daughter", que alcanzó el puesto 11 en las listas Billboard de rhythm & blues.

En la década de 1960, Lenoir, para poder subsistir, combinaba la música con otros trabajos menos gratificantes. En 1965 giraría junto a otras figuras del blues por Europa en el American Folk Blues Festival y ese mismo año y el siguiente grabaría dos elepés acústicos llamados “Alabama Blues” y “Down in Mississippi” para la discográfica L&R – el sello Evidence sacaría ambos álbumes juntos en 1995 bajo el título de “Vietnam Blues” –. Estos discos, grabados bajo la supervisión de Willie Dixon, nos muestran lo mejor de Lenoir. Para estas grabaciones Lenoir tuvo libertad absoluta para grabar lo que quisiera. Así, a una más que interesante relectura de canciones suyas más antiguas añadió mucho material nuevo donde sobresalen unas letras profundas llenas de críticas contra un sistema y una sociedad en la que todavía pervivían muchos prejuicios racistas. Respecto a la música, Lenoir, con la única ayuda en algunas canciones del baterista Fred Below y del propio Willie Dixon haciendo algunos coros, había consolidado un estilo propio y original con aires africanos al que llamó African Hunch. Estos dos álbumes incuestionables aúnan sabiamente canciones profundas, tristes y reivindicativas con boogies alegres y bailables.

Desgraciadamente, cuando se hallaba en su mejor momento creativo, un infarto relacionado con unas heridas derivadas de un accidente de tráfico que había tenido tres semanas antes se llevó a Lenoir de este mundo a la pronta edad de 38 años. Pero su talento musical y su sensibilidad para escribir unas letras que en pocas palabras reflejaran la lucha y el sufrimiento de una raza oprimida permanecerán para siempre como fieles retratos musicales de un tiempo y un lugar, como un pedazo de historia del siglo XX.